20 mars 2016

Contrito

UNO de los efectos del encebollamiento, del que se hablaba aquí la semana pasada, es que puede uno acabar sin querer  igual de encebollado, víctima de una mecánica perversa. 

Acaso sea esto, te dices, porque no hay día que no se conozca una nueva perla que no nos haga soltar la carcajada. Una semana es ese vídeo en el que el Sr. Errejón, en plan Arias Navarro, está a punto de moquitear recordando a Chávez, y otra ese en el que el Sr. Iglesias les explica a sus alumnos que la teoría de la relatividad no se debió a Einstein, sino  a... ¡Newton! (¡Libertad de cátedra!). 

Pero también es así, te sigues diciendo, porque los podemitas te recuerdan tu propia juventud: la misma logorrea, jactancia y estupidez totalitarias. Claro que había esta pequeña diferencia: acabar con Franco no es lo mismo que acabar con Rajoy. 

“Más han hecho por los pobres del mundo las monjitas de la caridad que todos los soviets juntos”, se lee en El buque fantasma, novelilla que trataba de las postrimerías del Régimen franquista. La he recordado precisamente hoy al saber que a los podemitas municipales de Sevilla se les ha metido en la cabeza suprimir del callejero las calles de curas, frailes, papas y monjas, entre ellas la de Sor Ángela de la Cruz, fundadora de las Hermanas de la Cruz, dedicadas a cuidar de los pobres y los enfermos. Que estas monjitas han hecho más por los pobres y enfermos de lo que hayan hecho hasta hoy o vayan a hacer los camaradas de Podemos, está fuera de toda duda. ¿Entonces?... Yo tengo mi propia hipótesis. Tanto han amado los soviets a  los parias del mundo entero que allá donde han gobernado, desde la vieja Urss hasta la Cuba o Venezuela de hoy, los pobres se han reproducido extraordinariamente. Es comprensible, por tanto, que quieran exterminar la memoria de aquellos que, como esas monjitas, tratan de rebajar su número o paliar su sufrimiento. Pero, se dice uno: “¿Y cómo va a ser esto?; no tiene sentido”. Y llegados a este punto empieza uno a alarmarse de verdad, por si ha estructurado su propio delirio, y me digo aterrado: “¡Pero si el encebollado soy yo! ¡Basta!”. De modo que, contrito, sin saber si podrá cumplirlo, se hace uno el propósito de no ocuparse aquí más de ellos, así les oiga decir que atarán los perros con longaniza.

     [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 20 de marzo de 2016]

13 commentaires:

  1. Leo hoy en El Mundo que el hijo de Raúl Castro se perfila como el sucesor de su padre. Comunismo dinástico cubano, como en Corea del Norte. Fidel, Raúl, Alejandro... y todos Castro, por supuesto. Haga usted la revolución para esto.

    RépondreSupprimer
  2. Pensar que "la riqueza de las naciones" (Adam Smith) es infinita es un extravío. Los recursos son muy limitados, y si se repartieran de una manera justa entre todos los ciudadanos, aún tendríamos una multitud de pobres. Cuando un régimen decide despojar a los ricos de sus empresas, posesiones suntuarias, latifundios y privilegios, los ricos pasan a engrosar el número de los pobres, por lo que es casi una tautología, mero sentido común, que la cantidad de pobres aumente. Al régimen soviético se le pueden dirigir muchas críticas, pero no es la que concierne a la economía la más certera. Con esto no quiero decir que el régimen soviético estableciera la igualdad, claro. Pero no es lo mismo una desigualdad social de 20 a 1 que de mil millones a uno, como tenemos hoy.
    Los crímenes cometidos por el régimen soviético tuvieron más que ver con la libertad: deportaciones en masa según necesidades de la industria, traslado de poblaciones, control del pensamiento, dirigismo en el Arte... y, por supuesto, con la liquidación del adversario político, a través de la curiosa "ética" (si el término es permisible en estas circunstancias) en que el fin justifica los medios, practicada por Stalin y en menor medida ya por Lenin. Siempre consideré a Stalin un criminal y pensé que esta era una opinión generalizada. Tras mi primer viaje a Rusia descubrí una realidad más compleja. Allí muchos lo ven como "el único dirigente del mundo que fue capaz de llevar un país del feudalismo al poderío industrial, saltándose todas las etapas". También abunda esa otra imagen de "el hombre que detuvo y destruyó la maquinaria de guerra nazi". De modo que hasta Stalin tiene/tenía luces y sombras.
    En materia económica tampoco es que el capitalismo sea como para declarar unos cuantos días de fiesta. Escríbase en Google "Países más pobres del mundo" y aparecerá una desalentadora lista de países... capitalistas que no han resuelto no ya la desigualdad, sino el hambre. Sin estar entre los más pobres, ni siquiera lo han resuelto los poderosos EEUU, ni nuestra saqueada España. Pero ¡es tan fuerte la tentación maniquea!

    Horacio Céspedes.

    RépondreSupprimer
  3. Hasta Stalin, y la Rusia soviética, tendrán luces y sombras. Pero cuando una de las sombras se llama VEINTE MILLONES de víctimas (entiéndase: de muertos; que si hablásemos de quienes no llegaron a morir, de quienes fueron represaliados y perseguidos en mil formas pero conservaron la vida, la cifra daría pavor, mucho más pavor todavía); VEINTE MILLONES de víctimas, decía, de una represión sistemática y continuada durante muchos años, eso es algo más que una simple "sombra", ¿no cree?

    RépondreSupprimer
    Réponses
    1. Si lo que usted desea es horrorizarse, escriba 100 millones de víctimas, o 200, y horrorícese aún más. Pero cuidado, no vaya a sobrepasar la población de la URSS. Algunos han estado a punto de hacerlo.
      La cifra de veinte millones es una patraña. Vea el siguiente artículo de La Vanguardia:

      http://www.lavanguardia.com/internacional/20010603/53596492212/todos-los-muertos-de-stalin.html

      periódico poco sospechoso de estalinismo.

      William Randolph Hearst y Robert Conquest estuvieron engordando la cifra real durante años, como convenía a la CIA. Lea el libro de Mario Sousa "Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética". Aunque la cifra real fuese de 400.000, como apuntan versiones realistas actuales, la criminalidad de Hitler no disminuye un ápice. El monstruo continúa siéndolo aun cuando no hagamos trampas y mantengamos la verdad y la seriedad. Esgrimiendo cifras descabelladas sólo se consigue inclinar al lector hacia la idea de un burdo montaje propagandístico. Desfigurar la verdad sería precisamente lo que habría hecho el paranoico criminal Stalin.

      Horacio Céspedes

      Supprimer
    2. No había leído hasta ahora esta respuesta. Como podrá ver cualquiera que tenga interés, en el artículo al que se enlaza la cifra que se da es de CUATRO MILLONES de muertos, y se explica además que no se incluyen todos los represaliados. Con lo que, según HC, el artículo al que nos remite no es "realista", ya que según él lo "realista" es hablar de una décima parte de aquella cifra. Por qué, siendo así, remite a él, supongo que será uno de tantos misterios del sectarismo. Por qué no lo hace a tantos otros estudios cuyas cifras le convendrían menos, no tiene, en cambio, nada de misterioso: todo lo que no confirme sus prejuicios es falso.

      Supprimer
  4. Mi comentario del lunes debió encontrarlo apetecible un hambriento internet, porque lo rebozó, lo entorrijó y se lo tragó.

    RépondreSupprimer
  5. Pido disculpas por haber escrito "Hitler" en lugar de "Stalin" en mi último comentario. Están ambos personajes tan cercanos en mi cabeza que no es extraño que se me deslice el uno por el otro.

    Horacio Céspedes

    RépondreSupprimer
  6. Buenas tardes, señor Trapiello.
    Se lo diré de sopetón: ¿No ha considerado emprenderla con La Celestina? Me refiero, no hace falta explicarlo, a ponerla en castellano actual, pero ponerla bien puesta, porque hay por ahí adaptaciones que rozan la delincuencia, como solía decir Onetti. Que suprimen sin más aquellas frases que no saben cómo traducir. "Dezirle he" que su Quijote está siendo muy útil, y si le llevó catorce años, La Celestina, en proporción a su tamaño, le llevará uno, 1, sólo uno. Menos quizás, si se contabiliza su experiencia acumulada.
    El panorama actual de La Celestina es lamentable, ya lo sabe. Hay un "continuum" gradual de versiones, desde el original estricto, durísimo, hasta el libérrimo moderno en que los personajes dicen lo que les da la gana y el traduttore lo escribe como buenamente puede, y es corriente que no pueda.
    Anímese, hombre, a desfazer el entuerto. Fernando de Rojas se pondría contento. Miles de estudiantes, y de lectores, también.
    "Es gracia que espero alcanzar de V.M. en estas señaladas y santas fechas".

    RépondreSupprimer
  7. No entiendo que nadie se acuerde de Buero Vallejo, nació hace 100 años y fue un escritor con un poderío que hoy nadie tiene. La madera de héroe que tenia este sabio era de caoba, la misma madera de genios como Calderón o Tirso de Molina.
    Escuchar a Antonio es emocionante, emana una bondad y humanidad impropia del mundo en que vivimos.
    Eterno Buero Vallejo, uno de los grandes, al que mucho debemos.

    RépondreSupprimer
  8. Manuel Lombelle27 mars 2016 à 03:38

    WR Hearts era pronazi, hijo de un magnate corrupto de la Industria Minera en el Oeste y Alaska. Pero William no era el único magnate periodista, había otro de mayor abolengo, ya que era tataranieto de uno de los 4 padres del capitalismo ( junto a Rockefeller, JP Morgan y Henry Ford), me refiero a Cornelius Vanderbilt IV.
    Hitler pensó que Cornelius era una fascistón como William, y lo invitó a Alemania en !934 para darse autobombo. Pero Cornelius captó a Hitler en varias infamias, trasluciendo realidades que Hitler no se esperaba, incluso rodó pelicula a hurtadillas.
    Cuando llegó Cornelius a NY el trabajo periodistico llegó a la casa Blanca, los presidentes ya sabían las intenciones y estaban esperando, no fue una sorpresa y sabían que estaban obligados a intervenir.
    El caso es que el periodista Cornelius a pesar de su estirpe, fue clave en el desarrollo de la guerra y en la victoria.
    Es una parte de la historia que parece mentira que ocurrió, pero una vez que la conoces no la olvidas nunca porque es rara.

    RépondreSupprimer
  9. O sea, que hablando de las hermanas de la caridad, nos habla usted de San Buero....

    RépondreSupprimer
  10. Tiene que ver y mucho señor, recuerde usted a Valandin, el pícaro que negoció con la monjita de la caridad el que permitiera que los ciegos tocaran en la fiesta de san Olvido. Seguro que Saramago se quedo impresionado por esta obra imitable pero insuperable, ojo que Saramago escribió un tratado de ceguera que le valió un Nobel, pero Buero era un acontecimiento
    Buero es un grande, y yo soy un fan de los escritores,vivos y muertos, además soy el mayor fan de mi mismo.
    No me gusta andar desdiciendo, pero me debo a los lectores y al blog, y claro hay gente que sabe quien es Laro y no voy a pasar por desacompasado ( son pocos porque se quedan alucinados cuando leen lo que escribo y no presumo, la magia de escribir es que puedes ser otro, no eres el mismo que viste y calza, puedes ser el protagonista y no el figurante.
    Es un lujo escribir aquí, gracias a todos

    RépondreSupprimer
  11. Se debe usted a la afición, matador. Por favor, no de corte todavía la coleta.

    RépondreSupprimer