1 octobre 2017

Basurilla virtual

HEMOS hecho, y mantenemos gustosos, una sociedad virtual. Al día siguiente de conocerse los resultados del Brexit, muchos de los que habían votado a favor de la salida de Inglaterra de la Unión Europea, pedían un nuevo referéndum, como la repetición de un gol, descontentos, sorprendidos y en cierto modo irritados por un resultado del que sólo ellos eran responsables. No creían que la cosa fuera tan en serio. Volvió a suceder en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Los que se quedaron en casa para no votar a Hilary Clinton, finos analistas políticos, no podían creer que, contra todo pronóstico, hubiera ganado Donald Trump. Ah, si se les diera una moviola, esa vez acertarían. En vista de que el tiempo es una máquina inexorable, y no pueden volver atrás, ya todo lo fían de un error de Trump o un impeachment que ponga fin a la partida de manera satisfactoria para el jugador.

La vida como un videojuego. Alguien ha patentado uno que simula los quince minutos previos de un atentado etarra. En él, el jugador puede adoptar todos los puntos de vista: el del guardia civil, el de la víctima y el del asesino etarra. La parte de la sociedad no idiotizada aún del todo o con memoria de lo que ha sucedido en el País Vasco en los últimos cuarenta años, ha reaccionado desolada. El  autor del vídeo ha declarado que no lo ha hecho con mala intención, pero anuncia que tras la versión inglesa, vendrá una en vascuence y otra en castellano. Maite Pagaza, hermana de un asesinado por Eta y una bellísima persona, intervino en el debate: “Quiero creer que ese chico no lo ha hecho con mala intención, pero es tremendo que alguien piense que es lo mismo morir que matar”. 

A ese joven, sin duda aún en minoría de edad mental, habría que explicárselo con otros ejemplos: un videojuego con los quince minutos previos a una violación, para que el jugador experimente lo que siente la víctima y el violador, etc. Sí, hemos llegado a vivir en una sociedad en la que parece que ninguna de nuestras acciones tendrá consecuencias morales, políticas, humanas. Podremos, en el último momento, apretar un botón, dar marcha atrás, y hacer que la ficción suceda de otra manera más a nuestro gusto. Todo antes que reconocer que en la realidad nos hemos convertido en basurilla.

   [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 1 de Octubre de 2017

3 commentaires:

  1. Desgraciadamente se constata que la mentira, la deslealtad y la falta absoluta de ética acaban generando referentes y, lo que es peor, acólitos incondicionales de esas bocas sucias. En estos días de lamentable desafección, la masa informe se está dejando arrastrar por cinco embusteros y siete trileros, sin preguntarse si de verdad la independencia podrá rescatarlos de la postración moral o llenarles los bolsillos o permitirles escapar de la voracidad española, como suponen.

    Millones de síes, policía autonómica villana, médicos que convierten a los simples contusionados en cientos de heridos, periodistas bien pagados por informar mal durante unas horas, mercenarios y mercachifles varios, gregarismo irresponsable que de día se divierte con el juego de la asamblea y de noche se pierde entre copas. La historia ha empezado a escribirse y los renglones están saliendo muy torcidos, todos hacia abajo.

    RépondreSupprimer
  2. Sí, cuando en las terrazas veo a tanta gente en silencio conectada a la red, a veces imagino un futuro desolador en el que la humanidad es solo el vil organismo que maneja las máquinas: la realidad virtual es ya la única realidad. O quizás sea algo positivo, una especie de preámbulo del cielo, como el alma informe a punto de nacer en el Entierro del señor de Orgaz.

    RépondreSupprimer
  3. Solo quiero transmitirle mi admiración y agradecimiento por sus puntos de vista y por la manera inteligente y sosegada de mostrarlos siempre. Ojalá a la clase política se le pegase algo... Un saludo

    RépondreSupprimer